El invierno de 1995 aún marca los recuerdos colectivos de muchos magallánicos,
esto producto de las condiciones extremas que se desarrollaron en ese entonces,
las cuales, daban muestra de un invierno en particular extremo.
Es de esta manera que desde mediados de julio se tomaron una serie de medidas
por parte de las autoridades gubernamentales, culminando el mencionado mes
con situaciones dramáticas que comenzaron a exigir la intervención a nivel central.
AGOSTO DE 1995
A comienzos de agosto, el invierno se tornó aún más severo en Chile Sur y
Austral, decretando el Gobierno el 7 de agosto de 1995 Estado de Emergencia en
la zona entre la Región del Maule y la Región de Magallanes y la Antártica
Chilena. Sin embargo, la situación meteorológica se complicó aún más con el
temporal más fuerte de aquel invierno y que fue nombrado por los medios de
comunicación como “Terremoto Blanco”, debido a su gran magnitud.
El fenómeno meteorológico se caracterizó por condiciones de temperatura
extremadamente frías, fuertes vientos, precipitaciones de lluvia y nieve que pocas
veces se han registrado en la historia de Magallanes, afectando a diversas y
extensas zonas, con su periodo más crítico entre el 10 y 15 de agosto, en donde
se registraron fuertes temporales, los cuales provocaron:
-Numerosos caminos cortados y buses con pasajeros atrapados en la nieve.
-Aislamiento de muchas localidades durante varios días.
-Pérdidas de la producción ganadera.
-Paralización de las actividades forestales.
-Suspensión del cruce marítimo por Primera Angostura a Tierra del Fuego y
tránsito internacional terrestre a Río Gallegos.
-Contaminación de la costa a causa del derrame de hidrocarburos tras el
varamiento de embarcaciones.
-Daños de envergadura en infraestructura portuaria y en la industria de
piscicultura.
CONDICIONES METEOROLÓGICAS EXTREMAS
Las condiciones registradas por el Servicio Meteorológico de la Armada dan
cuenta de un fenómeno global mayor, el cual se veía caracterizado por
precipitaciones de nieve, vientos que alcanzaban rachas de hasta 130 kilómetros
por hora, siendo afectadas los canales interiores, el Estrecho de Magallanes, lo
cual se proyectaba hacia las zonas interiores.
Las bajas temperaturas registradas alcanzaron los -14 grados centígrados, lo cual
fue conformando un escenario con efectos devastadores a lo largo y ancho de la
pampa patagónica.
MOVILIZACIÓN EN AYUDA A LA COMUNIDAD MAGALLÁNICA
La movilización de diferentes recursos e instituciones, tanto privados como
estatales, entre ellos vialidad, Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Carabineros de
Chile permitió activar un operativo en varias dimensiones, realizando un accionar
interagencial con el objetivo de llegar con ayuda a sectores aislados, trabajando
incansablemente a pesar de las difíciles condiciones climáticas que en ocasiones
superaron los -14 grados Celsius y con vientos de 110 kilómetros por hora.
En el marco de este desastre natural el 13 de agosto de 1995, en el Retén de
Carabineros de Dorotea, el Cabo Primero Eliecer Medina falleció producto de una
explosión tras la ruptura de una cañería de gas producto del peso de la nieve
acumulada, lo cual destruyó totalmente el cuartel policial, sumándose así a la lista
de mártires de la institución policial.
En este escenario de alta complejidad de variantes, la Armada de Chile realizó
múltiples tareas, en donde unidades anfibias, de superficie y aeronavales tuvieron
un rol importante dentro de la emergencia, trabajando codo a codo con el resto de
las instituciones de Seguridad y Defensa nacional, así como de estamentos
gubernamentales.
UN RESCATE “IMPOSIBLE” TRAJO ESPERANZA
La inclemencia meteorológica extrema había provocado el corte de caminos y
rutas claves en la región, como es el caso de la Ruta 9 que une Puerto Natales y
Punta Arenas, en esta se registraron cúmulos de nieve que superaron los 4 metros
de altura en extensiones que en ocasiones alcanzaban los 150 metros cubriendo
la ruta. Es en este contexto que dos buses de pasajeros quedaron atrapados,
entre los cuales se encontraban dos pasajeras que requerían continuar con
tratamiento urgente de diálisis en la capital regional; en este contexto el
Helicóptero Naval 44, Bo-05 Bolkow, perteneciente a la entonces Fuerza
Aeronaval N° 2, logró llegar a las cercanías de Morro Chico para evacuar a las
pacientes.
El Contraalmirante Alberto Ahrens Angulo, en ese entonces Teniente Segundo y
piloto del Naval 44, recuerda que “las condiciones no eran favorables pero
igualmente se intentó un vuelo tratando de seguir una ruta marcada por la
carretera, la cual solo era posible distinguir por los postes del tendido eléctrico y
algunas señaléticas propias de la carretera que sobresalían de la nieve; sin
embargo, las condiciones eran tan malas que nos vimos obligados a retromarchar
un par de veces al hangar”, comentando que “en uno de los intentos logramos
sobrepasar el punto de mayor complicación en la ruta, lo que nos permitió llegar
finalmente al lugar donde se encontraba atascado el bus, posando en las
cercanías de éste, con las dificultades propias de efectuar un aterrizaje con nieve
suelta y pocas referencias visuales. Posteriormente y sin cortar rotores, se entregó
alimentos para la gente que permanecía en el bus y se procedió al embarco de las
personas que requerían diálisis en el helicóptero, las que trasladamos
inmediatamente a Punta Arenas, donde fueron atendidas y sometidas rápidamente
al tratamiento requerido”.
Paralelamente se dispuso un dispositivo de rescate terrestre por parte de
Carabineros y el Ejército de Chile, en donde mediante el uso de Carros M-113 se
buscó llegar a los diferentes puntos en donde se encontraban los buses. La
maniobra no rindió los frutos esperados quedando atrapados, por lo cual se optó
por el uso de dos vehículos orugas VVT BV-206 D del Destacamento de Infantería
de Marina N° 4 “Cochrane”, perteneciente a la “Agrupación de Artillería de
Campaña”, en ayuda de la partida inicial. Los vehículos del DIM N° 4 “Cochrane”,
dadas sus capacidades técnicas pudieron llegar al primer grupo de rescate y
posteriormente a uno de los buses atrapados llevando víveres y ropa de abrigo,
para realizar el traslado y establecer un sistema de rescate, conectando diferentes
localidades intermedias, así como las ciudades de Puerto Natales y Punta
Arenas.
APOYO A COMUNIDADES A TRAVÉS DEL MAR
En lo que respecta a apoyo logístico, las unidades navales realizaron diversas
tareas de distribución de enseres, forraje para animales y alimento concentrado en
diversas zonas aisladas como fueron localidades de Provincia de Última
Esperanza, Tierra del Fuego e Isla Navarino.
Entre otras unidades, la LST 95 “Chacabuco” y la AP 41 “Aquiles”, transportaron
6700 y 15600 fardos de alimento para animales respectivamente, las cuales
fueron fundamentales para mantener parte importante del ganado que no contaba
con alimento, distribuidos en un accionar conjunto con el Ejército y la Fuerza
Aérea de Chile, mediante el establecimiento de puentes aéreos y rutas terrestres
con el cual también se nutría esta importante cadena logística en beneficio de las
zonas afectadas.
De igual forma la LSM 90 “Elicura”, Unidad perteneciente a la Tercera Zona Naval,
transportó a diferentes localidades enseres de primera necesidad, leña y fardos de
alimento, siendo parte fundamental del esfuerzo logístico que a través del mar
llego a diferentes núcleos de distribución y apoyando a la comunidad, teniendo
que sortear el temporal que durante 4 días afecto a la zona con viento Este de 38
nudos, condición de alta complejidad para operaciones de superficie.
NAVES Y MUELLES DESTRUÍDOS
El temporal que azotó la región también afecto las diferentes naves, lanchas a
motor y unidades navales, en donde durante la jornada del 12 de agosto se
registró el hundimiento de la Lancha Patrullera Costera “Tronador” que contaba
con 15 años de servicios en la Institución, además de 10 embarcaciones
pesqueras, yates y el varamiento con daño estructural de la nave frigorífico
“Nayadic”, lo cual derivó en el derrame de hidrocarburos, conllevando a diferentes
operaciones de rescate y tareas de contención; sumado al daño de envergadura
de infraestructura portuaria, entre ellos la destrucción del Muelle Chipero.
Las operaciones por parte de la Autoridad Marítima permitieron controlar el
derrame, al igual que establecer las principales necesidades del sector marítimo
ante las adversas condiciones meteorológicas.
José Ampuero, Inspector de la Comisión Local de Inspección de Naves de la
Gobernación Marítima de Punta Arenas, recuerda que “en el marco de la
emergencia tuve que ir a inspeccionar la nave afectada, las condiciones de viento
eran terribles como pocas veces se ha visto en nuestra región, la “Nayadic” tenía
averías mayores en sus obras viva y muerta, producto del oleaje termino
destruyendo el terminal marítimo”, señalando que “fue una de las tantas
embarcaciones que en esas duras jornadas sufrieron daños, otras quedaron
varadas a lo largo de la bahía era un panorama desolador”.
La Capitanía de Puerto de Punta Delgada también sufrió lo embates del temporal,
las condiciones de corriente y marea habían llevado a la varada de la barcaza
“Yagana”, además de daños en la infraestructura de conectividad con Tierra del
Fuego, el poder de mar se hizo notar destruyendo parte del histórico faro “Punta
Delgada”, el cual a pesar de todo no dejo de funcionar su fanal guiando a los
navegantes que aún se mantenían en el área.
En Puerto Natales la Autoridad Marítima recibía también información de las duras
condiciones meteorológicas que afectaban a lanchas pesqueras, teniendo además
que superar las duras condiciones de nieve acumulada que hacían intransitable
incluso el interior de la ciudad, enviando información a la superioridad naval en
torno a las necesidades y situaciones que se estaban desarrollando en la provincia
de Última Esperanza.
Mónica Pincón, encargada de recaudaciones de la Capitanía de Puerto de Puerto
Natales, recuerda que “fue tanto lo que nevó y acumuló la nieve que no dejaba
circular vehículos ni personas, el pasar de los días nos dimos cuenta que
estábamos aislados de todas las formas, cada uno tenía que ir abriendo camino
en medio de la nieve”, recordando que “en esa época en la Capitanía de Puerto
éramos pocos, fue super complicado pero seguimos atendiendo a los usuarios
marítimos, a pesar que se paralizó en gran medida, acá la llegada de las barcazas
de la Armada con ayuda era maravilloso, un orgullo de como la Armada ayudaba a
Puerto Natales, pues nuestra única conexión era por el mar”, resaltando que “es el
invierno más duro que me tocó vivir”.
A 30 AÑOS DE AQUELLOS ACONTECIMIENTOS
El aporte de la Armada de Chile a los diferentes estamentos conjuntos de las
Fuerzas Armadas y de Orden, así como el trabajo realizado con otros estamentos
gubernamentales se vio manifestado en el empleo de medios en forma constante,
cumpliendo además en tareas de apoyo a diferentes lugares aislados por la nieve,
patrullajes aéreos y navales permanentes para dimensionar la magnitud de la
catástrofe, transporte de autoridades, transporte de alimentos, rescate de
personas aisladas, entre otras.
Tras 30 años de aquellos acontecimientos muchas de estas historias han
perdurado en los relatos de hogares, historias que han pasado de una a otra
generación, recordando la fuerza de la naturaleza en la zona austral de nuestro
país.
Los Servidores Navales, al igual que sus pares de otras instituciones de la
República, una vez demostraron el ejemplo de servicio a la Patria, siendo el
mismo espíritu que ilumina y guía a la Armada de Chile por más de dos siglos de
historia.